Geovany Martín Alavez Mendoza
El caminar por la arena, oír el ruido del mar, observar la espuma blanca que emerge de las grandes olas, oler la brisa que se envuelve con el sol de atardecer es darle vida a la magia de los sentidos que muchas veces se duermen o en algunos otros momentos solo responde a lo que los medios de comunicación desean.
En este andar por Zipolite, es común ver a los turistas pasear con un perro o con varios perros, esa sensación de libertad que tienen estos animales en un escenario tan maravilloso como lo es este lugar nos invita a meditar sobre la relación que tenemos con la madre tierra y con todos sus habitantes que aún coexisten.
La figura de Rob sentado en un bar al aire libre en la playa me llama poderosamente la atención, sobre todo porque va acompañado de Mary, una perra pastor alemán, que se ve bastante cansada. A la distancia observo a Mary, observo cómo se le queda mirando fijamente a Rob, no se separa de él, lo sigue a donde va, el caminar de Mary es lento, se ve que los años no han pasado en balde. Me acerco a ellos solo para mirarlos, poco a poco entablamos platica. Yo no hablo inglés y Rob, habla un poco de español, Jesús un amigo que viene de Guanajuato va llegando y le pido de favor si me ayuda a conversar con Rob y poder traducir del inglés-español-inglés.
Rob Evans, tiene 50 años, los últimos 20 años los ha vivido en Arizona, es curador de museos. Hace poco decidió darle un giro a su vida, se jubiló e inicio un cambio de vida. Se subió a su camioneta y junto con Mary decidió viajar por todo México. Ha vivido en Puerto Vallarta, Guanajuato, Nayarit, Puebla y ahora está de visita en Oaxaca, no sabe por cuanto tiempo, solo desea disfrutar de la vida sin prisas y sin preocupaciones.
No le gusta la vida política de los Estados Unidos, considera que la libertad de la que se habla en el país norteamericano no es real, “México es más libre en la forma de hacer y actuar que los propios Estados Unidos”, me comenta en un tono muy molesto “prefiero viajar por este hermoso país”.
Le pregunto cuál es la relación que existe entre Mary y él, respira profundamente, su cara se ve preocupada, vuelve a respirar, le cuesta organizar sus ideas y por fin dice: “…la idea de viajar por este país, es darle la mejor vida a Mary, ella ya esta a punto de morir y yo deseo que ella sea intensamente feliz en estos últimos días…”, continua “…ella es como una esposa, es muy caro viajar con ella, tiene 13 años de vivir conmigo…”, su ojos se vuelven a perder en el inmenso mar, se ve pensativo, le da otro bocado al cigarro, exhala el humo, toma un sorbo de cerveza y continua “… ella ahora ya grande es muy difícil, pero somos nuestra única opción…”, su mirada se vuelve a perder nuevamente y me comenta: “…Mary es una perra rescatada, cuando fui al refugio de perros antes de mirarla a ella, miré como 5 ó 6 perros más, pero al momento de mirarla a ella, sus ojos se prendieron de los míos y yo la amé desde ese momento, creo que fue amor a primera vista…” da otra fumada y otro sorbo de cerveza y continua “…Mary, ha viajado conmigo a todos los lados, creo que ha viajado más que cualquier otra persona…” se ve que le cuesta organizar las ideas, como si su corazón se le oprimiera a cada instante, mira a su perra, da otro sorbo de cerveza y continúa “…es un viaje de la vida entre los dos, a donde yo vaya, ella estará conmigo…” se oye fuerte la música de los éxitos de timbiriche, el ruido de la gente parece distraerlo, pero no, realmente le cuesta hablar de Mary sin tristeza “…la envié a una escuela de perros, ella fue muy buena alumna, ella se sabe comportar a todos los lugares que va, ya sea en el mar o en un concierto, es difícil viajar con ella, porque en muchos lugares no aceptan animales, yo me pregunto por qué no los aceptan si se sabe comportar mejor que los mismos humanos…”
El sol parece jugar a ocultarse, el ambiente inicia un cambio maravilloso de colores, sobresaliendo los diversos tonos de naranja. Continuo mi plática con Roberto, a la pregunta de ¿Por qué amas a Mary? nuevamente su mirada se pierde, respira y vuelve a respirar, se ve que la pregunta le cala el corazón, se queda muy pensativo y por fin comenta “…es una pregunta muy difícil, pero muy difícil para mí. Ella es mi hija, ella es mi protección, ella es mi trabajo, es parte de mi genética…” continúa hablando al borde de las lágrimas, “…yo ahora quiero caminar en las montañas con ella, pero por su edad ya no es posible, está cansada, caminamos muy pocos metros, ya no puede caminar grandes distancias como antes, si acaso alcanza a caminar unos 10 minutos y se echa, yo me siento junto a ella para acariciarla…” otra vez su mirada viaja, como si no quisiera continuar hablando y continua “…Me pongo a pensar que mi amor hacia ella es infinito, cuando ella fue joven, ella fue mi protectora, mi defensora, mi guía, mi motivación en los momentos tristes, fue mi todo, ahora que ella es grande, yo debo de regresarle lo que ella hizo por mí, ahora soy su cuidador y su protector. Si pudiera cuidarla más lo haría…”
Vuelvo a preguntarle ¿Roberto porqué sufres por ella? Abre muy grande los ojos, se lleva las manos a la cabeza, no contesta, toma otro cigarro le da dos fumadas, dos tragos de cerveza más y me dice “…para ella yo soy primero, para ella todos los días su mirada esta fija en mí, ella todos los días piensa en mí, todas la veces piensa en mí, soy lo único que ella tiene, su mundo y su vida gira en torno a la mía…” se detiene un breve momento, otro sorbo de cerveza, se oye como se atraganta el líquido de la cerveza en su garganta, tose y continua “…todas la veces ha pensando en mí, ahora es el tiempo de que yo piense en ella, de que yo la proteja, de que yo la guie, ella ya no oye muy bien. En algún tiempo ella me oriento y fue mi seguridad. Ahora yo soy su todo, solo estoy haciendo lo que ella hizo por mí…” “…Se que es muy difícil viajar con ella, pero en estos momentos es mi mejor viaje de la vida, ella es mi equipo, nunca la cambiaria por nada…”
Le comento que le haría la última pregunta y me dice “… porque me haces tantas preguntas tan difíciles, para mi es muy difícil contestarte, pero hazla…” las respuestas que me ha ido dando, no son tan fáciles para mi procesarlas, sobre todo porque yo soy también perruno, me cuesta preguntar, sobre todo, oír como su corazón es sensible y está a flor de piel, respiro profundamente y le lanzo la última pregunta: ¿Si tuvieras que despedirte de Mary, qué le dirías? Rob se me queda mirando, como queriendo huir de la conversación, se echa de jalón lo que queda de la cerveza, toma mucho tiempo para poder responderme y por fin me dice: “…gracias por tu vida y por tu servicio a mi persona…” Comparto esta charla con quienes desean leerlo, con la única intención de sensibilizarnos con la madre tierra y con lo que en ella habita, sé que existen más seres vivientes que necesitan que la vida los trate diferente, pero sé que existen seres como Rob que son capaces de dar amor incondicional. Ojalá podamos encontrarnos y reencontrarnos en los caminos de la vida para construir el bien común.
