En unos días, el 6 de abril, se cumplen 100 años desde que Alemania decidiera adelantar el reloj por la guerra.
Prerau también es de los que mantiene que el cambio horario ahorra energía, reduce los accidentes de tráfico o reduce la tasa de criminalidad.
Tampoco pudo saber cómo los británicos rebautizaron el horario de verano como la hora Willett.
Aquel primer cambio de hora de 1916 se justificó por razones de ahorro energético, igual que en toda su azarosa historia.
De nuevo, acabada la guerra, todos los grandes países se olvidaron del cambio de hora… hasta que llegara la nueva crisis.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/03/26/ciencia/1458987955_644128.html